La desconfianza entre Irán y Estados Unidos no nació de la nada. La tensa situación actual no es nada nuevo.
Uno de los episodios más trágicos entre estas dos naciones se dio el 3 de julio de 1988, cuando misiles estadounidenses derribaron un avión iraní de pasajeros -el vuelo 655 de Iran Air- matando inmediatamente a sus 290 ocupantes. Un hecho que el régimen de los ayatolas recuerda cada año, y que Washington preferiría “dejar en el pasado”.
La caída de la aeronave se dio en plena guerra entre Irán e Irak, cuando Estados Unidos tomó posición a favor de Irak. Fue entonces cuando Washington señaló que la tripulación de un barco de la Marina estadounidense confundió la aeronave comercial con un avión militar iraní, y por eso lo destruyeron. Por lo ocurrido, Estados Unidos nunca pidió disculpas y atribuyó el hecho a un accidente “trágico y lamentable”.
Cuando el vuelo 655 de Iran Air despegó de Bandar Abbas, la tripulación del Vincennes lo identificó erróneamente como un avión de guerra F14 Tomcat y le hizo hasta 11 advertencias por radio. Según versiones posteriores, estas comunicaciones se enviaron por un canal de frecuencia militar y no por la frecuencia de aviación civil y por ello no fue advertido por el piloto.
El misil alcanzó la nave a 4 mil metros de altura y lo partió por la mitad, desplomándose en el mar. Los 290 pasajeros y tripulantes a bordo, incluyendo 66 niños, perecieron en el acto. El presidente Ronald Reagan nunca pidió perdón por lo ocurrido y su administración jamás reconoció su responsabilidad. Por el contrario, calificó lo sucedido como “acciones defensivas necesarias”.